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Mitxel Casas - BRUCE SPRINGSTEEN EN BILBAO 2009


El Boss volvió a Bilbao y triunfó de nuevo.
Era imposible terminar mejor una noche de domingo veraniego que con las tres horas de concierto que nos regaló Bruce Springsteen el 26 de Julio.
Treinta canciones antológicas ante un público entregado desde el primer acorde de The Ties taht bind ,comienzo del espectaculo hasta la última nota del Twist and Shout.... e incluso mucho después de que sonara el último acorde de esta última canción.
Resonarán durante mucho tiempo los recuerdos de este concierto en nuestra memoria...

En el siguiente vídeo, podeis ver un resumen de fotos y canciones del concierto de Bruce





En este otro clip, hay un resumen de lo que han contado los servicios informativos sobre este concierto





En el siguiente artículo de elcorreogigital.com podeis seguir de la mano de Oscar Cubillo el desarrollo y los sentimientos que produjo este concierto entre las 35.000 personas que nos encontrábamos allí




La E Street Band está mayor, pero El Jefe fue capaz anoche de arrastrar al Olimpo con su música a miles de apasionados rockeros....


Apareció un par de horas antes en un bar de katxis y la peña tardó en reconocerle





Se supone que el formal rockero de Nueva Jersey mide 1,76 metros. Del talón de sus botas de batalla y caña alta hasta las ondulaciones de su cabello peinado hacia atrás. 176 centímetros dedicados en cuerpo y alma al rock and roll. Un cuerpo de toda la vida, bien cuidado, que no ha sufrido excesos con las drogas, el alcohol o la gastronomía (¡le encanta y le pone a tono el caldo de pollo!) Un cuerpo que presume de vaqueros ceñidos,que se cincela en el gimnasio y que es preparado para la acción sobre el escenario en sesiones de masaje que agradecería un ganador del Tour de Francia...






La comunión dominical con los 1.760 milímetros de sana carne humana de Nueva Jersey fue total, absoluta en San Mamés. Quizá pagana, seguramente idolátrica e incluso, por momentos, hipócrita, pues ¿dónde se esconden el resto del año las decenas de miles de espectadores de esa ceremonia rock?
Además, Bruce apareció un par de horas antes del concierto, se arrimó a una barra de katxis del césped... ¡y la peña tardó en reconocerle! ¡Él se moría de la risa!






La peña atoró San Mamés, pero no se colgó el cartel de 'no hay entradas' en taquilla. Y es que en sus últimas comparecencias regionales siempre han salido a la venta postreros tacos de entradas. En Bilbao, ayer se expendieron 500 tickets para anular a la especuladora reventa. «Para reventarla» como dijo Íñigo Argomaniz, el organizador, jefe de Get In.
Devora al respetable



Los 176 centímetros de Springsteen rockearán cada dos días por la piel de toro. El esquema será: un día de reposo con la familia, un cómodo periplo en avión privado, y otra descarga de rock en la que la musculada, masajeada y bien alimentada estrella del rock desde los años 70, pura en cuerpo y casi también en espíritu (hum... esa separación de su anterior esposa...), arrastrará al grupo, a su E Street Band, una pandilla de viejos roqueros.
Bruce derrocha energía. Se come el escenario y devora también al respetable al que jalea con sus invocaciones y propulsa con sus canciones. Bruce es El Jefe, The Boss, y la E Street Band aguanta mecha como puede: el negro antañón Clarence Clemons, orgulloso pero cascado saxofonista, casi no puede moverse; el guitarrista Nils Lofgren sabe que su papel es de gregario obediente, al contrario que 'Miami' Steve Van Zandt, enamorado del soul que si se lo permiten, roba la tostada a su jefe; o el baterista Max Weinberg, rígido... pues no pocas veces... ¡llega apoyado en un báculo!




La E Street Band está mayor, pero el frenético Bruce la puede arrastrar al Olimpo, como anoche. Springsteen, un trabajador del espectáculo musical comparable a James Brown, que no necesita de playback como Madonna y que se mantiene en tan envidiable forma física como el hacha de AC/DC Angus Young, conduce a su grupo, espolea a las masas y se rinde al rock de verdad. Además de entretener al respetable, Bruce se comunica de primera mano son sus seguidores, viendo el blanco de los ojos a los espectadores del 'pit', las primeras filas del césped.
El concierto comenzó con 28 minutos de retraso para desesperación de los incondicionales. Sin embargo, el inicio fue de los que marcan época. Asomó Mils Logfren con el acordeón en brazos y se marcó el 'desde Santurce a Bilbao...', en plan folkie y sentimental. Muy grande. Al rato, apareció Springsteen entre rugidos y se apoyó en el veterano Clarence Clemonds, armado de su brillante saxo. «¡¡¡Kaixo Bilbao!!!», gritó The Boss y se metió al público en el bolsillo para toda la noche.






Inició luego el repaso a su vida musical con 'The Ties That Bind', arrollador seísmo rockero en el que dió rienda suelta a sus fundamentos. De fondo, increíble casi a sus años, remachaba cada gesto el baterista Max Weinberg, mayor, pero suficientemente sobrado para dar todavía más caña que nadie.
Después, y en un sutil y efectista cambio de registro, la voz de El Jefe pasó de las estridencias del rock, de los decibelios sentidos del predicador de la música, al tono intimista del soul con 'Hungry Heart', ese corazón hambriento de música que se había apalancado en las gradas de San Mamés. Fiel a sus principios, Bruce bajó en ese tema hasta el pit y premió a sus más fieles seguidores con guiños, saludos y apretones de manos. Fue una noche inolvidable. Bruce se entregó sin dosificarse. Cantó estupendamente y asiendo la guitarra compuso estampas de rocker insobornable.



Aparte de lo mejorable del sonido en tales espacios incontrolables, la selección de treinta piezas escogidas por The Boss sirvió para que la Catedral rugiera con El Jefe.



SET LIST DEL CONCIERTO




The Ties That Bind
Badlands
Hungry Heart
Outlaw Pete
Working on the Highway
Working on a Dream
Murder Incorporated
Johnny 99
Because the Night
Factory
This Hard Land
Raise Your Hand
Santa Claus is Comin' to Town
Thunder Road
Does This Bus Stop at 82nd Street?
My Love Will Not Let You Down
Waitin' on a Sunny Day
The Promised Land
The River
Radio Nowhere
Lonesome Day
The Rising
Born to Run
* * *
You Never Can Tell
Jungleland
American Land
Rosalita
Dancing in the Dark
Twist and Shout




Bruce Springsteen se impone en Bilbao con la fuerza de sus clásicos
de elperiodico.com



1. • El recital incluyó hitos como ‘Thunder road’, ‘Badlands’ y ‘Factory’, y solo dos piezas nuevas
2. • El autor de ‘Born to run’ abrió la gira española con una rotunda exhibición con la E Street Band


Los engranajes de la E Street Band no acusan cansancio ni indicios de obsolescencia planeada, y no hay pabellón ni estadio que merme su poder. Tampoco baja la guardia su capitán, Bruce Springsteen, envuelto en la gira más larga de su vida, con dos años de itinerario a cuestas que todavía no ven su fin. Anoche, en el estadio de San Mamés, de Bilbao, hubo, una vez más, dosis generosas de excitación, diversión, concienciación y uno de los repertorios más totémicos del rock’n’roll. Un cancionero asentado en la historia: como viene siendo habitual en esta gira de verano, las aportaciones del último disco, Working on a dream, fueron minimizadas en el repertorio; una práctica hasta ahora inédita en la trayectoria de Springsteen.

También inaudita fue la manera en que empezó el concierto: una versión de la canción popular vasca Desde Santurce a Bilbao interpretada con sumo virtuosismo por Nils Lofgren al acordeón. Tras él aparecieron Springsteen y Clarence Clemons, y el monstruo comenzó a caminar con The ties that bind, seguida por exultantes tomas de Badlands y Hungry heart. En la épica Outlaw Pete, el Boss se colocó un sombrero de vaquero mientras una pantalla de vídeo ponía un fondo de paisajes desolados del -oeste norteamericano.


Y tras dos canciones de trabajo con contenidos radicalmente distintos, Working on the highway y Working on a dream, adjudicó los roles de la noche. «¡Nosotros ponemos la música y, vosotros, el ruido!», exclamó en castellano. Ovación y estruendo en San Mamés. La intensidad rockera de la noche fue a más con un abrasivo asalto a Murder incorporated. Siguió Johnny 99 en versión rockera intempestiva, con solos de guitarra y cataclismo final, y un Because the night que siguió exaltando los ánimos.

SANTA CLAUS EN JULIO / Un momento de receso trajo a Springsteen, con guitarra acústica y armónica, abordando Factory en una versión desnuda a la que acabó sumándose la banda. Giros hacia el folk con This hard land, y hacia el soul con Raise your hand. Y otra de las sorpresas de la velada. Atendiendo, como es
costumbre en el bloque central del conciefrto, a las demandas de las primeras filas, expresadas en pancartas, sonó un insólito Santa Claus is coming to town, propia de conciertos navideños, que sonó en una calurosa noche de julio en Bilbao. Tomó el relevo otro hito, Thunder road.


Material histórico incendiario no faltó, en fin, en San Mamés, ante unas 36.000 personas que prácticamente agotaron el aforo del estadio. Con tanta gira a cuestas, la banda podría funcionar con el piloto automático, pero volvió a transmitir la sensación de que esa noche era la última de su vida. Si no es así, lo parece.Al cierre de esta edición, el concierto encaraba una recta final en la que, siguiendo el guión de la gira, difícilmente podían faltar American land, Dancing in the dark y la versión de la beatleiana Twist and shout.
Hasta el 2007, Springsteen nunca había actuado en el País Vasco, pero ha recuperado el tiempo perdido: el de anoche fue su tercer concierto allí en menos de dos años, tras sus shows en el BEC, de Bilbao, al inicio de la gira Magic, y en el Estadio de Anoeta, en San Sebastián, el pasado verano.


Bruce nunca falla
Escrito por: Aitor Alonso springsteen
27 Jul 2009

Recién llegado del concierto de Bruce Springsteen en Bilbao, a uno le queda la sensación de haber asistido al espectáculo de rock de masas más satisfactorio y divertido que se puede presenciar en este momento, quizá con la duda de Madonna y alguna buena gira de los Stones. No hay nada igual, ni U2 ni otras zarandajas. No hacen falta escenarios giratorios, ni coros de bailarines ni sermones bienaventurados. Sólo canciones, energía y tablas para saber ganarse al público desde el primer acorde. Y a Bruce Springsteen le sobra de todo eso.
Las canciones, qué decir. Bruce desplegó en Bilbao un repertorio de lujo. Intercaló las habituales, las que todo fan espera (Born to Run, The Promise Land, Badlands, Dancing in the Dark) con obras maestras con las que no siempre se atreve en directo (Jungleland, The River, Thunder Road) y con piezas que los conocedores de la trayectoria del Boss gozaron como nunca (Jhonny 99, The Ties that Bind, Because the Night ... ¡¡Factory!!). Revisó lógicamente su último álbum (Working on a Dream) y singles recientes como Waiting on a sunny day, Radio Nowhere o Lonesome Day. Difícilmente pudo alguien salir decepcionado.
De la energía del Jefe ya se habla más que de su derroche artístico. Tres horas casi exactas en un show originalmente ideado en tres partes (principal + dos bises), pero que el Boss interpretó todo seguido, sin descansos. Nadie se mueve, se agita, se deja mecer por el público tanto como Springsteen. Es el rey de la primera fila.
Los guiños son de lo más cachondo. De entrada, Nils Lofgren interpretó a la acordeón una canción (Desde Santurce a Bilbao, toma ya) mientras la banda va tomando posiciones en el escenario. Lo viene haciendo en toda la gira, con canciones típicas de cada ciudad o zona donde actúan y que funciona para caldear el ambiente. Segundo guiño, las palabritas en euskera de rigor. Gabon Bilbao, Hemen nago oso pozik, etc. Ovación cerrada. Se dejó besar por un niño en la primera fila y más tarde le ofreció el micrófono para cantar una estrofa de Waiting on a sunny day, que el chaval cantó en aceptable inglés para delirio de la tropa. Otra ovación cerrada. Y hubo varias más.
Pero lo más divertido es el song-request, el momento en que Springsteen recoge los carteles que los afortunados de las primeras files le muestran con sus peticiones. Aparta unos cuantos y va eligiendo. De ahí salió My Love Will Not Let You Down, Rosalita y varias más. Hasta el clásico de Chuck Berry You Never Can Tell (lo que bailan Travolta y Uma Thurman en el concurso de baile de Pulp Fiction, ¿recuerdan?), que Springsteen pareció improvisar junto a la banda y que quedó resultón. Como traca final, American land, Dancing in the Dark (subiendo chica al escenario, claro) y Twist and Shout, con estrofa de La Bamba intercalada. ¿Alguien da más?